viernes, 26 de septiembre de 2014

Escribirte y borrar más de la cuenta.

Hoy me he despertado
y no estabas tú
y me toca levantar mis miedos.
Sola.
Como de costumbre.

El silencio que siento
en cualquier bar
donde estás tú -y no me escuchas-
deja el alma en cada espejo.

Te veo a lo lejos
y mi dolor al apartarme la mirada
es equivalente
a todos los no-abrazos
que quizás eche de menos.

Sabes que estoy cuerda,
no hagas como si no notaras nada.
Que te veo reír
y esto no es un canon como solíamos.
Y ese fue el fallo catastrófico.

El punto y adiós.

Entiende mi castigo,
no me diste tiempo a enviar mi carta de despido,
de decirte que no podía seguir hacia ti.
No podía perderme a mi.

Y ahora no me encuentro ni en mi sombra.

Cada canción de Serrat eres tú,
en cada verso de Neruda veo tu cara.

En cada playa, en cada tramo de arena,
en cada ola está escrito tu nombre.
Pero al revés.
Como nos solía salir todo.

Cada paseo por la noche de la mano,
cada 'esta es mi novia' cuando conocí a tus amigos,
cada beso en las farolas. Todas. Hasta llegar a casa y acabar.

Estoy obsesionándome.
Y es que no te saco de mi cabeza.
No pienso mas que en ti.

No sé si te sigo queriendo,
sólo sé que vivir sin ti me está matando,
pero tenerte suponía no tenerme a mi.

Y había que elegir,
o matarnos o matarme solo a mi.


Y escogí lo último.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mis maneras no necesitan más de ti, que a ti.

Te vendo
todos los trozos restantes de mi alma
y mi media voz
a cambio
de nada.

Solo el olvido.

Envidio a las valientes
que se atrevieron a dejar volar
la primavera
hacia tus caderas.

Sin darse cuenta del otoño que las invade.
Que te invade.
Que me invade.

Que no me digas 'ven'
sin darte cuenta que hay más.
Que no somos más,
un huracán perdido 
girando en todas y cada una de tus costillas.

Que no te diga 'para'
cuando no conozco el dolor
de no describir el disfraz 
que acompañó a tu razón.

Y no quiero nada más que otro fracaso.

Y me importa poco el mundo
Ya no me importo ni yo.

Mis maneras no necesitan más de ti
que
a
ti.

¡SILENCIO!
Benavente recitando.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Y aun así eras poesía.


Creo que ya no te quiero. Creo que no te quise nunca. Quiero creerlo.
Quizás así no duela tanto el no tenerte.

Mierda. Dejé de escribir por esto, por no hacerlo sobre ti.
Y es que siempre acabas saliendo. Y es que nunca te has ido.
Ya no te tengo en cuerpo presente, ya no te rozo -ni me rozas- la piel.
Simplemente estás, y eso va siendo mi mayor desgaste, ese desastre de pies a cabeza que atormenta como nunca antes ha atormentado nada.
Tu presencia era un pozo,
sabías tentar a ahogarme con solo medio suspiro tuyo.

Te echo de menos.
Joder, cuántas veces habré prometido al sol no añorarte. 
Cuántas veces juré -y perjuré después- que algo que me hunde no puede darme luz.
Cuántas veces sonreí cuando me preguntaban si seguía contigo en la cabeza. 
Qué ignorante puedo llegar a ser. Y es que te tenía en todo el cuerpo.

Te quiero a mi lado.
Es cierto, un infierno tus caricias, Apocalipsis con tus besos. El demonio en de tu mirada.
Y aun así eras poesía.
Y sigue habiendo versos rotos para ti. Versos y besos que no daré a nadie más.
Te parecerá bien apropiarte así de todo. Adueñarte de cada quejido. 
De cada sentido cada vez que se me ocurre hablar.

Que sí te quiero. Que sí te quise siempre. Aunque cueste creerlo. 
Quizás no te des cuenta de cómo duele tanto el no tenerte. 

Y de esto saco en claro una única cosa, 
fuiste mi único motivo para respirar
y ahora eres mi mayor motivo para dejar de hacerlo.

Cada vez más sinsentidos.


Creímos tener la ecuación perfecta, directa a la recámara guardada,
donde ni los complejos nos hacían la vida imposible.

Ya no sé ni explicarlo.

De cómo pestañear y echarte de menos, que esas milésimas de segundo fueran ímpetu y ganas
de quererte y comerte.
A la vez.

Y de repente, muerta.

Nadie sabe explicar cómo desapareciste por completo,
de mi mapa casi mudo,
de mis manos hipócritas,
de mi sonrisa aislada.
Que antes todo era tuyo.

Nadie me dice mis defectos
qué hice mal
qué hice para perderte
para que todo se torciera.

Nadie dice nada. Ni tú. Ni yo misma.

¿Hasta cuándo durará?
el quererte y que no estés,
el necesitarte y no abrazarte,
el besar al aire cuando pienso en tus costillas.
Que no acabe en '-te' cada verbo que sale por mi boca.

Cada vez más sinsentidos.

Contéstame tú, siempre fuiste el listo,
resuelve tú mis dudas.
Quizás tampoco sepas de qué voy,
quizás te falte más amor dentro y te sobre orgullo.

Orgullo: el mayor problema escrito.

Quisimos dejarlo en un 'hasta aquí.'
cuando solo era el comienzo. Orgullo otra vez.

Quisimos hacernos creer que no llegábamos a más,
cuando me faltaba más de la mitad.
Quisimos jurarnos amistad,
y bien sabías tú mejor que yo que el reproche es mayor.
El orgullo es mayor. Orgullo otra vez.

Quizás no eramos un 'nosotros', 
eramos un jodido desastre incapaz de estar unido. 
Fallos y errores sin rematar.
¿Acaso hemos rematado nosotros?
Prefiero parar.

Más sinsentidos. 


                                                                            -Y los que me quedan-
Black Moustache